Un 22 de abril de 1616, murió Don Miguel de Cervantes Saavedra, el
escribió sobre sí mismo:
Éste que veis aquí, de rostro aguileño, de cabello castaño, frente lisa y
desembarazada, de alegres ojos, de nariz corva aunque bien proporcionada, las
barbas de plata que no ha veinte años fueron de oro, los bigotes grandes, la boca
pequeña, los dientes no crecidos, porque no tiene sino seis, y éstos mal
acondicionados y peor puestos, sin correspondencia los unos con los otros; el
cuerpo entre dos extremos: ni grande ni pequeño; la color viva, antes blanca que
morena; algo cargado de espaldas y no muy ligero de pies; éste digo que es el
rostro del autor de Galatea y de Don Quijote de La Mancha, y del que hizo
el Viaje del Parnaso, a imitación del de César, Caporal Perusino, y otras obras
que andan por ahí descarriadas y quizá sin el nombre de su dueño, llámase
comunmente Miguel de Cervantes Saavedra. Fue soldado muchos años, y
cinco y medio cautivo, donde aprendió a tener paciencia en las adversidades;
perdió en la batalla naval de Lepanto la mano izquierda de un arcabuzazo,
herida que, aunque parece fea, él la tiene por hermosa, por haberla cobrado en
la más memorable y alta ocasión que vieron los pasados siglos ni esperan ver los
venideros, militando debajo de las vencedoras banderas del hijo del rayo de la
guerra, Carlos V.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario